Nuestro amigo Guido Tamayo recibió el Premio Nacional de Novela Corta Pontificia Universidad Javeriana 2010

Los Jurados: Roberto Burgos Cantor, Luz Mary Giraldo y Rodrigo Parra Sandoval, después de evaluar las 70 novelas que llegaron al concurso nacional emitieron el fallo a favor de El inquilino, del escritor, catedrático y gestor cultural Guido L. Tamayo, de gran reconocimiento en nuestro medio, ex director cultural de la Feria Internacional del Libro de Bogotá y actual coordinador general de la Feria de Libro de Quito, Ecuador.

Guido L. Tamayo (Bogotá, Col) Narrador, ensayista y gestor cultural. Autor de: El retablo del reposo, Premio del Instituto Distrital de Cultura y Turismo, 1991. Dirigió la serie antológica de cuento El Pozo y el Péndulo de Editorial Panamericana; con su novela El inquilino obtuvo el Premio Nacional de Novela Corta, Universidad Javeriana.

Entrevista del Periódico Con-fabulación:

La nouvelle, noveleta o novela corta es un género a caballo, exigente y luminoso, entre el cuento y la novela, y en su historia hay una galería de obras maestras. Sin embargo son cada vez menos sus cultores. ¿Cuáles son las motivaciones de esta lamentable ausencia?

La novela ha sido el género en el cual se ha depositado, muchas veces con injusticia, la narración de la sociedad burguesa y de las peripecias del hombre contemporáneo en detrimento del cuento, la novela corta y no digamos ya de la poesía. Ese endiosamiento de la novela proviene con acierto de la narración del siglo del XIX, pero ya desde mediados del XX hasta nuestros días su alcance se ha evidenciado limitado, pero la industria editorial la ha puesto sobre el pedestal de sus ventas.

El personaje central de El Inquilino es un escritor que vive prácticamente encerrado en su habitación. Una pieza amarilla, devorada por la nicotina. Sabemos que la ficción parte de un ser real y es algo así como un homenaje invisible. ¿Cuál es la identidad de este sujeto y por qué lo elegiste para convertirse, después de pasar por el filtro de la imaginación, en el héroe de tu obra?

Mi novela celebra la existencia de un escritor ahora inexistente: un hombre embriagado de literatura, invisible, sin vida editorial ni mediática. Este personaje se construye sobre la figura real, como casi siempre sucede, de un hombre de carne, mucho hueso e imaginación: Miguel de Francisco. Fue un hombre ensimismado de literatura que sacrificó lo más importante su vida afectiva, familiar, económica, etc., por su pasión por la escritura.

Tu gestión cultural ha sido vasta e infatigable. ¿Cómo percibes el momento actual de la vida intelectual latinoamericana?

Creo que América Latina en general, y Colombia en particular, sigue siendo víctima del desprecio oficial por la cultura. No obstante, en vez de estar dedicados a la queja eterna, muchas personas y colectivos han hecho y están haciendo cultura todos los días y en todas partes. Por eso la creación es vital y permanente en nuestros países.