Crítico literario del diario ‘La Opinión’ fue llamado a juicio por sus conceptos.

Renson Said Sepúlveda, el crítico literario de ‘La Opinión’ que fue llamado a juicio por sus conceptos.
Fotografía de Gabriel Aponte - El Espectador


Polémica entre intelectuales de Cúcuta termina en proceso penal Juicio a crítico literario. Un columnista del diario ‘La Opinión’ está a punto de ir a la cárcel y pagar más de $500 millones por desconocer una obra.
Enrique Rivas G.
Diario El Espectadior, sábado, 10 de noviembre de 2007

En un caso sin precedentes judiciales en el país, en próximos días, una jueza de Cúcuta se apresta a resolver si el crítico literario del periódico La Opinión, Renson Said Sepúlveda Vergara, injurió y calumnió al abogado Pablo Chacón Medina, una de las personalidades intelectuales de la capital de Norte de Santander, al señalar que no es poeta ni sus calidades estéticas lo ameritan.

Lo insólito es que en un acto sui géneris y, por primera vez en Colombia, la justicia debe determinar si la crítica literaria, en el formato de la opinión, puede derivar en calumnia e injuria. Un camino por el cual jamás habían transitado los generadores de opinión, y mucho menos los críticos literarios, algunos de ellos acostumbrados a destrozar a quienes se atreven a incursionar en el complejo mundo de las letras.

La historia de este inusual juicio comenzó el 28 de marzo de 2003, cuando Renson Said Sepúlveda publicó la columna titulada “La República de Chacón”, un apretado texto que fustigó su obra poética con una conclusión personal: “No sabe escribir”. De colofón, le aplicó un puntillazo demoledor: “Es mediocre, simulador, vanidoso, analfabeto e incapaz intelectualmente”.

La columna desató la ira del poeta y jurista cucuteño, quien tres días después demandó a Sepúlveda por calumnia e injuria, al considerarse afectado en su salud sicofísica, en razón a que luego de leer la columna, tuvo que acudir a un médico especialista para que lo atendiera, pues quedó afectado moralmente por los terribles comentarios de Sepúlveda sobre su obra literaria.

Según la víctima, el “calumniador e injuriante”, utilizó para referirse a su trabajo una diatriba inmensamente “farragosa” que atentó contra su estatus social, su profesión de abogado, su vida de escritor, su familia y su propia personalidad. Una situación que, según él, le causó grave perjuicio económico. Estimó los daños en $100 millones y el daño moral que, tasado en salarios mínimos, lo equiparó en $433.700.000.

Pero la ira de Chacón no terminó en esta insólita solicitud de indemnización. Además pidió que embargaran los bienes muebles e inmuebles del crítico literario, y que también incautaran los establecimientos comerciales y vehículos que figuraran a nombre del columnista, un hombre de 34 años que sobrevive del sueldo que todavía sigue ostentando como corresponsal o escritor comentarista del suplemento literario del diario La Opinión.

Fiscalía entre versos

Sin antecedentes conocidos, la Fiscalía 41 de la Unidad de Vida de Cúcuta entró a dirimir si una crítica periodística puede deshonrar y afectar el numen de los poetas. Por eso acudió a la Academia de Historia de Norte de Santander, a la Sociedad Bolivariana de San José de Cúcuta, al Colegio de Abogados Penalistas del departamento, a la Asociación de Escritores de Norte de Santander, a la Academia Hispanoamericana de Letras y Ciencias y a escritores y columnistas como David Sánchez Juliao y Horacio Gómez Aristizábal.

Ninguno dudó en señalar que Chacón Medina es un ilustre abogado penalista, reconocido en asuntos de historia y letras. Y con base en estos escritos y opiniones y la enjundia del crítico que supuestamente fue más allá del ensayo y opinó demasiado, el 1° de diciembre de 2003 el fiscal Guillermo Gutiérrez concluyó que existían méritos para que el columnista y crítico literario Renson Said Sepúlveda Vergara, sea llamado a juicio.

En concepto del fiscal, en su columna Vía Libre, Sepúlveda utilizó las condecoraciones de que ha sido objeto Chacón Medina, para “socarronamente desacreditarlas”. Y frase por frase, el funcionario judicial, tras analizar la crítica, concluyó que su autor debe ser condenado por injuria. Según él, Renson no fue objetivo y desprestigió a Chacón, porque lo colocó ante el público lector “como un falso intelectual, que engañó a una sociedad entera mediante las majestuosas artes de la simulación”.

Mientras el proceso llegaba al Juzgado 4° Penal de Cúcuta, hoy, bajo la tutela de la abogada Miriam Ramírez, el columnista no sabía que estaba siendo procesado. Sólo hasta hace año y medio que se enteró y, desconcertado por el dictamen jurídico y literario, buscó a un amigo para que lo defendiera. Y encontró a Ómar Javier García Quiñones, también intelectual de Cúcuta, quien decidió emprender una cruzada para defender al columnista.

Y lo hizo apelando a críticos, intelectuales y librepensadores de América Latina e Inglaterra, quienes se han unido para defender al crítico literario. Su argumento común: la justicia no debe trazar fronteras a las opiniones literarias. En su criterio, el rol de poeta y escritor debe soportar el escrutinio público, y la crítica ejercida por los periodistas es tan válida como la ejercida por los lectores, sea cual sea su profesión y juicio sobre la obra del escritor.

En su manifiesto, los artistas, reunidos por el abogado, advierten que en un país de libertades, la crítica literaria y el juicio estético “no deben pasar por el burocrático y coartador sector de las leyes, de juzgar a todo aquel que hable mal de la labor de una persona”. Y agregó el abogado en su defensa: “Sería volver a la caza de brujas o a la Inquisición, de acabar con las vidas y las carreras de las personas por opiniones”. En pocas palabras, si se es escritor, la pluma es la mejor defensa”.

Una controversia de la que no ha querido sustraerse el subdirector de La Opinión, Cicerón Flórez, para quien la crítica literaria no puede ser evaluada como injuria. Aún así, Chacón sostiene que mientras Sepúlveda no rectifique y reconozca que él es poeta e intelectual, no cesará en su demanda. Una petición que, según Sepúlveda, no está en sus presupuestos como columnista. “Si acaso me disculpo si lo ofendí como abogado, pero en lo demás no voy a dar pie atrás. No voy a reconocer que Chacón sea poeta”.

El tema está al rojo vivo. El crítico literario no cede. El poeta sostiene que fue ofendido. La intelectualidad de Cúcuta y de otras regiones ha aportado opiniones en favor o en contra del ensayista y el vate. Lo cierto es que mientras el país resuelve dilemas por personajes que se atribuyen más de 1.000 asesinatos o trata de aplicar justicia para esclarecer 20 años de verdades inconclusas, en la frontera con Venezuela, un escritor quiere validar su obra en los tribunales y un crítico en sus emociones.

**************
Amigos de REDNEL: Gracias por la difusión del caso que, entre otras cosas, es inédito en Colombia. Por lo absurdo e insólito. Hay un manifiesto que está cirulando por internet donde la gente puede poner su firma de apoyo. El manifiesto y toda la información sobre el proceso y la columna que dio origen a la demanda y otras cosas, las puedes ver en mi blog: http://www.nuevolevitico.blogspot.com/ te garadecería que también difundieras la dirección de mi blog para que todos tengan una información completa sobre el caso. Un abrazo.
Renson Said.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias por la difusión del caso que, entre otras cosas, es inédito en Colombia. Por lo absurdo e insólito. Hay un manifiesto que está cirulando por internet donde la gente puede poner su firma de apoyo. El manifiesto y toda la información sobre el proceso y la columna que dio origen a la demanda y otras cosas, las puedes ver en mi blog: www.nuevolevitico.blogspot.com te garadecería que también difundieras la dirección de mi blog para que todos tengan una información completa sobre el caso. Un abrazo.

FUNDACION PLENILUNIO, GRUPO DE POESÍA ARTE. dijo...

Responsabilidad y Opinión

Muy bueno que traigas a nuestra consideración lo que está
llegando a los estrados.

Ya la libre expresión y opinión escrita se volvió ocasión e
instrumento para la difamación y atentado contra el buen
nombre de la persona. No podemos volver a épocas remotas
en que se insultaba en libros y libelos a quien no escribía como
uno y a quien aparecía nuevo, como intruso en el escenario. Me
acuerdo de las diatribas de Vargas Vila contra algún escritor
que no era de su gusto y se "atrevía" a escribir y a visitar tertulias
y corrillos de escritores.

El hecho de que uno tenga la cualidad de tener una pluma ácida
no quiere decir que tenga que herir con su veneno la dignidad de
las personas.

Ya la jurisprudencia y los derechos humanos irán diciendo cuales
son los límites de la libertad de expresión y de pensamiento. Se va
abriendo paso la distinción entre libertad de pensar para adentro y
pensar en público. Será que alguien puede tiene libertad de pensar
en secreto y en su casa y si lo hace ante un público a voz en cuello
o por escrito ya cambian las cosas?

La libertad de pensamiento es para defender la posibilidad de expresar
en público las ideas, sean las que sean, con tal de que no vaya a ofender
concretamente la honra de quien en su intimidad hace o deshace. Si alguien
es un hombre público, o un columnista o periodista, se pone en igual altura
a quien lo lee, y éste lo puede aceptar... diga lo que diga... o refutar... o decirle
si escribió bien o su lenguaje no es "educado" o castizo. Eso lo entiende
cualquiera. Nadie escribe para que nadie lo lea o para que todos los que lo lean
y lo acepten. Si alguien dice algo en público que sabe no va a gustar a otros,
lícitamente puede esperar que lo rechacen, aunque otros estarán de acuerdo.
La literatura elabora juicios que envuelven realidades concretas y se emplea la
belleza, llámese metáfora o comparaciones o exageraciones para ponderar o
ridiculizar lo dicho o lo que aparece en la sociedad. Pero, de ahí a que se
aproveche la literatura para tergiversar la verdad o para insultar a alguien, hay
gran diferencia. Una cosa es decir que no escribe bien, que no tienen coherencia
sus afirmaciones, que ejerza mejor otra profesión, a que diga que "es incapaz
intelectualmente o que es analfabeto", simplemente porque es opuesto a sus
ideas o a su modo de escribir. Eso ya se inscribe en el terreno no tanto de la
calumnia, sino de la injuria.

Hoy por hoy, es posible contradecir, sin tocar la ley penal, ni la sana crítica.
Pero sucede que a los literatos también les está entrando la roya del insulto,
de la intromisión en la vida íntima, de la injuria. Lo estamos presenciando en varios
artículos de nuestra prensa nacional y regional, en el papel y en internet.

Alguien tenía que dolerse y quejarse, como el Rey en Santiago de Chile. Algunas
de las apreciaciones de Enrique Rivas son razonables, otras no. El debate abierto
por el escrito de Sepúlveda Vergara contiene elementos reprochables desde la
ética y el ámbito penal, pero hay otras connotaciones que se introducen que
distorsionan el asunto.

Basta, mi querido Watson,
Leopoldo de Quevedo y Monroy
leoquevedom@hotmail.com

Anónimo dijo...

¡Abajo la estupidez de los juristas estultos y de los atolondrados poetastros!

Ahora no vaya a pasar que este mismo juez me acuse a mí de injuria y calumnua por lo que voy a escribir y que quisiera hace público: Ni siquiera se debió abrir un proceso. Los juicios esteteticos o literarios no son más que ofensas a la endeble suceptibilidad de algunos profesionales que por haber escrito mil sandeces supuestamente poéticas o literarias ya se creen intocables. Si hasta Gabo escribió y escribe pendejadas, sobre todo despues de hacerse viejo; las escribe y las dice. Y qué ¿acaso se siente ofendido por lo que diga un pobre filosoficllo de villorrio como yo? Bobo el critico literario que se ponbe a opinar sobre cosmobalbuceos pseudopoeticos de seudomaestros ofuscacados. ¿Injuria y calumnia? ¡Parranda de imbéciles!... no saben que uno tiene derecho a decir lo que le dé la gana como le de la gana y sobre quien o que le de la gana en un estado social de derecho, en un pais democratico, en una sociedad laica.... y colombia lo es muy a pesar de lo que crean algunos neolaureanistas instigadores de intolerancia y sobradez... al critico le diría que se dedique a criticar verdaderos maestros... eso si es se verdaderamente un critico literario....

Anónimo dijo...

Una cosa es garabatear versos, y otra hacer poesía... Colombia es en gran medida un país de muchos poetas pero de muy poca poesía, y eso se da porque la crítica literaria no es una institución fuerte en el país y siempre ha estado supeditada al sesgo de lo político y otro tipo de intereses. En otras palabras, a que la crítica todavía no es un campo autónomo.

A ojo de buen cubero se puede dar cuenta uno de que los méritos literarios del señor Chacón, en Cúcuta, son debidos más a su posición y su influencia que a su calidad literaria, de la misma manera que en Cali, en el mal llamado parque de los poetas, se puede encontrar el transeúnte despistado una muestra gratuita de algunos de los peores poetas que se haya imaginado lector crítico alguno, pues el criterio de quienes ordenaron esas estatuas no era precisamente literario-crítico.

La incapacidad intelectual y el analfabetismo funcional son categorías posibles desde las ciencias de la educación e incluso desde la crítica literaria, hacen referencia a la falta de dominio de alguien sobre la cultura letrada occidental y la incapacidad del sujeto para superar esta situación así le ponga todo su empeño. Todos conocemos este tipo de personas, sabemos que existen porque los encontramos en cuanta conferencia o evento cultural hay en nuestras ciudades, y por lo general siempre intervienen para preguntar o decir majaderías, porque les gusta hacerse notar. Gente que "lee", adopta poses, cita autores cuando habla, pero cuyo discurso florido de inesperados giros retóricos, carece de profundidad alguna.

¿Hay que ser benevolente cuando se tiene la legitimidad que da un saber disciplinar que te brinda herramientas para desenmascarar ese tipo de personajes? Yo creo que no. Hay que ser franco, preciso, y a veces un poco malévolo, porque la influencia que ejercen este tipo de personas sobre los imaginarios culturales de una comunidad pueden ser más perversos que una demanda por 500 millones, y si creen que exagero, atrévanse nomás a sondear el nivel de complejidad que es capaz de lograr el lector colombiano promedio. Bien lo dice Renson en su artículo al describir al personaje objeto de su columna: “Todos esos vicios juntos son el sustento de una acomplejada y a la vez agresiva como eficiente y pomposa mediocridad municipal”. Si un pésimo poeta llega por ventura de sus influencias políticas a buscar su inclusión en el canon literario de una sociedad, lo más honesto que puede hacer un crítico es desenmascararlo de frente, y si se puede desde la tribuna de un periódico, mejor, y un juez o un fiscal no tienen autoridad ni competencia para decidir si alguien tiene la razón o no, en ese campo.

Ahora, si alguien ha construido su identidad bajo el falso supuesto de que escribe poesía, pues el crítico literario no es responsable de la forma en que esta endeble identidad se afecte. Si alguien muere o enloquece porque un crítico le dijo que no era poeta y se lo demostró con argumentos literarios, la responsabilidad no es del crítico, eso sería como culpar al médico por el ataque cardiaco que le dio a su paciente cuando enteró de que padece una enfermedad terminal.

El crítico Renson Said no hace afirmación alguna, en su artículo, que no sea sustentada, incluso en su misma brevedad. Es evidente que hay un sesgo de hostilidad hacia el "poeta" Chacón, pero este no interviene de manera decidida en el análisis, pues el artículo se dirige específicamente a la condición de poeta y ensayista que el hombre en cuestión proyecta en su imágen pública; así, en sus evaluaciones utiliza las herramientas de la crítica, y concluye que este señor no es un poeta sino un simulador. No hay que ser "educado" para decir eso, la columna de opinión y el artículo periodístico literario se permiten precisamente el uso de la ironía como medio de expresión. Se trata de una demanda a todas luces absurda que pretende invadir la autonomía de la crítica literaria como campo dentro de la cultura colombiana, pues bien vista la situación, no está en juego solo el crítico Renson, sino el campo mismo de la profesión. Esperemos pues que este episodio tan lamentablemente colombiano tenga buen término, y demos mientras tanto nuestro apoyo a Renson firmando el manifiesto presente en su blog.

Anónimo dijo...

Manifiesto por la libertad de expresión y el derecho al libre ejercicio de la crítica



Los abajo firmantes: poetas, artistas, librepensadores, gestores culturales, artesanos de la palabra, dramaturgos, mendigos, periodistas, cantantes, bailarinas y gente del común, rechazamos de manera unánime la demanda penal por injuria y calumnia que el abogado y poeta Pablo Chacón Medina entabló contra el crítico literario Renson Said Sepúlveda por haber emitido un juicio sobre su poesía.



La columna de opinión que escribió el crítico Renson Said en marzo de 2003 merecía una refutación inteligente en el campo de la polémica, y no la celada cobarde de una demanda judicial en la que el poeta ofendido pide la indemnización de 500 millones de pesos y una retractación pública.



Semejante despropósito no sólo marcha en contravía de la libertad de opinión, del libre ejercicio de la crítica literaria, del artículo 20 de la constitución política colombiana, sino que además sienta un precedente nefasto que haría temblar al mismísimo Goebbels. Las ideas se discuten, no se aplastan con artimañas. Y en el campo de la literatura, donde todo es subjetivo, pretender que un crítico emita obligadamente un juicio favorable a una obra cualquiera, es volver a un periodo de oscurantismo, es borrar de un trazo todas las conquistas sociales de la humanidad y los fundamentos de la civilización en cuyo nombre existimos: los principios del derecho, heredados de Roma; el humanismo conquistado por la Italia del Renacimiento; la libertad de conciencia ganada a sangre por el protestantismo, las libertades proclamadas por la Revolución Americana de 1776; los derechos humanos impuestos por la Revolución Francesa de 1789; y la plataforma de toda sociedad democrática como es la posibilidad de disentir.



Elevamos todas nuestras voces de protesta y exigimos el respeto a las humanidades. No podemos aceptar, por un elemental sentido de la decencia y la justicia, que en el territorio libre de la literatura se presente la misma represión política, la misma cacería de brujas, la misma censura a la libertad y expresión que las dictaduras fascistas de derecha han impuesto en los pueblos de América con el único propósito de crear seres humanos alienados y embrutecidos, entregados todos a una verdad universal impuesta desde arriba. Decía Voltaire: “auque no esté de acuerdo con las opiniones de mi interlocutor, daría la vida por defender su derecho a exponerlas”. Y ese derecho es el que nos asiste a todos en este pronunciamiento.

Anónimo dijo...

¿Quién ese tal Chacón? los estudiosos de la literatura, aquí en Bogotá, no tenemos noticia de semejante mimado y oportunista.
Laura

Anónimo dijo...

POETA POR SENTENCIA …



La crítica al juzgado

El 28 de marzo de 2003, Renson Said Sepúlveda publicó en un periódico de Cúcuta una columna titulada "La República de Chacón".

Juan Gabriel Vásquez

EL ESPECTADOR sábado, 17 de noviembre de 2007

http://www.elespectador.com/elespectador/Secciones/Detalles.aspx?idNoticia=17915&idSeccion=25

Reprodujo y difunde: NTC … Nos Topamos Con … http://ntcblog.blogspot.com/ , ntcgra@gmail.com, gaboruizar@hotmail.com



El 28 de marzo de 2003, Renson Said Sepúlveda publicó en un periódico de Cúcuta una columna titulada "La República de Chacón". Era, o pretendía ser, una crítica literaria: parece que el abogado Pablo Chacón, tema de la columna, es poeta. El artículo de El Espectador (1) donde aparecen estos datos explica que al abogado no le gustaron los términos de la columna, que no se referían a sus libros, sino a su figura como poeta. Explica también que el abogado y poeta o poeta y abogado se sintió tan afectado en su "salud sicofísica" por las críticas de Sepúlveda, que tuvo que buscar la ayuda de un médico; y tan afectado, además, que demandó al crítico, y ahora está pidiendo a la justicia que lo condene por injuria y calumnia y que lo obligue a pagar, como indemnización, más de quinientos millones de pesos.



Si la anécdota parece ridícula es porque, en el fondo, lo es. Pero hay ridiculeces que son además profundamente preocupantes, y ésta es una de ellas. Dejemos de lado la propensión de los colombianos a dirimir cualquier desacuerdo en los juzgados: esto es sin duda menos grave que la otra propensión colombiana, la de dirimir cualquier desacuerdo a bala limpia. Pero lo cierto es que el caso del periódico cucuteño, que seguramente es único en el mundo (en ningún país del mundo occidental, por lo menos, habría prosperado una demanda semejante), no es único en Colombia. Hace unos meses, Héctor Abad Faciolince escribió una columna intensamente crítica sobre una redacción titulada Sin tetas no hay paraíso; la reacción inmediata del redactor fue amenazar con demandas judiciales. Y no sé qué me parece más increíble: que un sistema judicial admita las demandas o que los escritores ofendidos se animen a hacerlas.



Que un juez considere que hay delito cuando un crítico da su opinión, es un gran malentendido: porque para eso está la crítica, para opinar, y para eso están los libros y también sus autores: para aguantar las opiniones. Es absurdo recordar semejantes perogrulladas, pero parece que esas perogrulladas no están al alcance de los peritos que aconsejan a algunos jueces. El hecho es simple: todos los autores que en el mundo han sido saben que publicar un libro es un contrato que viene con letra pequeña, y esa letra dice que a partir de entonces el autor deberá soportar lo que se diga de su trabajo. Virginia Woolf dijo del Ulises que era la obra de un universitario que se rasca los granos, y no por eso Joyce fue a los tribunales; un crítico italiano, Francesco Varanini, publicó un libro en el que calificaba a García Márquez de patán, arrogante y palurdo, pero a García Márquez nunca se le ocurriría defender su honor en los juzgados. Le basta ser el autor de Cien años de soledad.



Ahora bien, no todos los críticos son iguales, ni todas las críticas tampoco. Digamos que hay dos tipos de críticos: los inteligentes y los imbéciles. Y digamos que hay dos tipos de críticas: las positivas y las negativas. Pues bien, un crítico inteligente puede producir ambas, y también un crítico imbécil; y una crítica negativa puede ser agresiva y aun insultante, pero también hay críticas positivas con las que el autor se siente insultado. El autor, entonces, medirá las anteriores combinaciones y le dará a cada crítica la importancia que se merece. Y puede decidir si responde o no, aunque para mí, responder a una crítica, positiva o negativa, es una de las prohibiciones tácitas del oficio. Pero lo que nunca puede hacer es considerarse víctima de daños morales porque alguien destroce sus libros, aunque sea en tono insultante. Y lo que no debe hacer, por simple pudor, es pedirle a un juez que diga lo contrario. Casi puedo leer las solapas: El autor nació en tal lugar y en tal año. Ha publicado tales libros de poemas. La crítica los ha destrozado, pero un juez penal opina que son buenísimos.

(1)
EL ESPECTADOR, sábado, 10 de noviembre de 2007
http://www.elespectador.com/elespectador/Secciones/Detalles.aspx?idNoticia=17676&idSeccion=22 (difundido oportunamente por NTC … )

Dadas las descalificaciones, tono y ataques personales que se han presentado en el DEBATE sobre "LITERATURA EN EL VALLE"

http://literaturaenelvalle.blogspot.com/ y ante posible codena y jurisprudencias, algunos escritores y poetas del Valle buscan abogados ...

+++

Cartas de los lectores .

En la edición del 11 al 17 de noviembre de El Espectador, me enteré de una viva polémica en Cúcuta, entre un crítico literario (Renson Said) y un abogado (¿poeta?) llamado Pablo Chacón Medina.

EL ESPECTADOR sábado, 17 de noviembre de 2007

http://www.elespectador.com/elespectador/Secciones/Detalles.aspx?idNoticia=17904

Reprodujo y difunde: NTC … Nos Topamos Con … http://ntcblog.blogspot.com/ , ntcgra@gmail.com, gaboruizar@hotmail.com

Anónimo dijo...

¿Quién le teme a Renson Said?



En la edición del 11 al 17 de noviembre de El Espectador, me enteré de una viva polémica en Cúcuta, entre un crítico literario (Renson Said) y un abogado (¿poeta?) llamado Pablo Chacón Medina. No conozco a ninguno de los dos. En el artículo de El Espectador, firmado por Enrique Rivas, se dice que: "una jueza de Cúcuta se apresta a resolver si el crítico literario del periódico 'La Opinión', Renson Said Sepúlveda Vergara, injurió y calumnió al abogado Pablo Chacón Medina, una de las personalidades intelectuales de la capital de Norte de Santander, al señalar que no es poeta ni sus calidades estéticas lo ameritan".



Traté de conseguir el texto original de Said sobre los poemas de Chacón, y a su vez, los escritos estéticos de éste para formarme mi propia opinión, sin éxito, pues en internet lo único que aparece sobre los dos es lo siguiente:



Sobre Said: conferencia de Said sobre García Márquez en la Biblioteca Luis Ángel Arango de Cúcuta; poema "Tricolor" en la revista 'Casa de Poesía Silva'; conferencia sobre la revista 'Mito'.



Sobre Chacón: artículo "¿Agradece Uribe la gestión de Chávez?"; proposición a favor de un presbítero: "eminente orador sagrado, excelso y prolífico escritor, investigador incansable, conversador inigualable y ameno, entre otros atributos que adornan su personalidad" (lo dijo Chacón, en compañía de otros "doctores", sobre un joven presbítero, que tampoco conozco).



A lo mejor esto era lo que esperaba (y espera) Chacón de un crítico literario. Es posible que su ego "simulador y vanidoso" (cito a Said a propósito) necesite de este tipo de adulaciones fatuas. Si Said lo llamó: "mediocre, incapaz intelectualmente y analfabeto", Chacón no tiene sino que demostrar con obras (literarias), no con piezas (jurídicas), que no lo es. Si se arriesga, puede que no sólo Said sino muchos más lo llamemos de nuevo: "mediocre, incapaz intelectualmente o analfabeto". O quizá los adornos de su personalidad nos maravillen y lo llamemos: "orador sagrado, excelso y prolífico escritor, investigador incansable, conversador inigualable y ameno". Qué más da.



Más allá de los escritos de Chacón o Said, lo que está en juego para nosotros es la libertad de pensamiento y de expresión. Es cómico que el abogado Chacón demande a un crítico literario por sentirse afectado en su "salud sicofísica". ¿Se imaginan a los impresionistas franceses demandando a los salones de exposición por no haber incluido sus pinturas en ellos? ¿Dedicando su tiempo, su energía y su creatividad a toda suerte de artimañas legales? Quizá no hubieran pintado más.



Cuántos poetas, de haber seguido la idea de Chacón, hubieran dejado de lado sus obras por ir a los tribunales a buscar a los jueces, en vez de buscar ser leídos (y apreciados o no) por lectores anónimos. Tomemos sólo un caso. El genial Artaud, que ve varias veces rechazada su colección de poemas por la 'Nouvelle Revue Francaise' y que lo único que ve publicado es el intercambio de cartas con el director de la revista. ¿Acaso se le ocurrió a él, o a cualquier artista que tenga un mínimo sentido del "gusto" y de "entereza estética", demandar a alguien por no ser publicado o leído? Por otra parte, ¿qué puede decir un juez, por experto que sea en cualquier especialidad del derecho, sobre el arte? Y finalmente, ¿a quién le importa lo que digan abogados o jueces sobre el arte?



No es, sin embargo, la primera vez que episodios así se presentan en Colombia. Recuerdo, por ejemplo, en la época de la I Regeneración, ciento veinte años antes de ésta, cómo Núñez, Caro y su sanedrín de inquisidores, presbíteros y gramáticos persiguieron y desterraron a Vargas Vila y a Juan de Dios Uribe, por escribir panfletos políticos, y sobre todo por ridiculizar las supuestas "gestas" poéticas del dictador Núñez, y su famoso poema: 'Que sais-je?' (¿Qué se yo?).



A quienes defendemos la libertad de expresión y la cultura, debe tenernos sin cuidado que se trate de una "personalidad" o no, el que demande a un periodista por manifestar sus opiniones. Que siga entonces el curso del 'Affaire Said'. A diferencia de Enrique Rivas, considero que este no es un tema menor y que, si bien no puede compararse a las atrocidades que leemos todos los días (y a las que no se cuentan) en los procesos de "parapolítica", en la defensa de Said se juega lo poco que tenemos como democracia (a pesar de lo que piense la revista 'The Economist').



Pedro Ecudriñez. Bogotá.

Anónimo dijo...

al Sr. Sepulveda mi solidaridad. la critica literaria algunas veces pone al escritor en su sitio. felicitaciones.

Jorge Forero

Anónimo dijo...

LA CRÍTICA LITERARIA COMO DELITO


A través de REDNEL (Red Nacional de Estudiantes de Literatura y Afines) nos llegó la noticia del insólito proceso que una Jueza de la República le abrió, por el supuesto delito de injuria y calumnia, a un crítico literario de Cúcuta, por el hecho de haber cuestionado y puesto en duda los meritos literarios y poéticos de un abogado, al parecer, muy reputado y conocido en la ciudad.

Pensamos que sería bueno recordarle a esta jueza que una crítica literaria, por profunda y justificada que parezca, no es más que una opinión, un parecer, una presunción, una declaración, o simplemente, un veleidoso capricho de alguien que juzga, conceptúa o califica, desde su subjetiva perspectiva, su conocimiento o su simple “creer”, un determinado trabajo poético o literario.

Según algunos expertos, lo que sucede con la crítica literaria es que suele develar, sobre todo en literatura y poesía, quién es quien y cuánto vale su obra, según la reacción que el supuesto creador tenga ante cualquier cuestionamiento que se le haga. Para nadie puede ser un secreto que los juicios estéticos y literarios suelen resultar no solo ofensivos sino también dañinos ante las blandengues susceptibilidades que suelen tener la mayoría de pseudoliteratos y poetastros; esos que suelen escribir mil sandeces, para luego publicarlas por su propia cuenta y después obsequiar sus copiosos libros, creyendo estar haciéndole un bien al arte y un magnífico regalo al que lo recibe, a quien se lo entregan, por lo general, grandilocuente y solemnemente dedicado.

Cualquiera sabe que hasta Gabriel García Márquez ha escrito cosas criticables. Lo que sucede es que las críticas, los juzgamientos y los pareceres de quienes lo leen a él, como a cualquier verdadero Maestro, simple y llanamente le resbalan. Además, ¿qué critico que se respete, pondría en duda sus merito literarios?

Lo que sucedió en Cúcuta no fue más que una desafortunada sucesión de equivocaciones: primero la del crítico, que se puso a opinar sobre los cosmobalbuceos pseudopoéticos de un pedante a quien muy seguramente sólo lo leen la mamá y los amigos, pero cuyo engreimiento le hace creer que debe figurar en los sitiales donde la critica suele acomodar a los grandes Maestros. Segundo, la exagerada susceptibilidad del susodicho pedante, quien al parecer, según nos contó don Omar Ortiz en su columna, estuvo ad portas de un infarto; es decir, quien, tal vez desde su sobredimensionado ego, resultó no solo ofendido sino también dañado frente a lo que no era más que una simple consideración estética. Y tercero, la ignorancia ramplona de la jueza, quien haciendo alarde de su desconocimiento en estas lides y confundiendo cantinflescamente lo estético con lo moral y lo legal, abrió proceso en contra de quien simplemente estaba opinando.

¿Injuria y calumnia? ¡Que estupidez! la de demandante y jueza. No saber que en un Estado Social de Derecho, en una democracia, en un país no confesional; cada cual tiene derecho a cuestionar obras, comportamientos y pareceres ajenos, sin que esto sea causal para ningún delito.

Como siempre dejamos abiertas las paginas de nuestro semanario para saber que piensan nuestros lectores acerca de estos lances.

Juan leonardo Cardona

RedNEL Colombia dijo...

ENVIADO AL BUZÓN REDNEL
Al Sr. Sepulveda mi solidaridad. la critica literaria algunas veces pone al escritor en su sitio. felicitaciones.
Jorge Forero

RedNEL Colombia dijo...

Señores REDNEL:

Por favor reenvienle a Renson Said Sepulveda

Criticar es muy dificil, ya que el concepto bueno o malo son muy relativos. Yo tuve una experiencia muy desagradable con un escritor poeta, que gracias a sus posiciones (no físicas), en una tertulia literaria aporte mi opinión y quién dijo miedo...hace poco por internet le dije en comentarios a una señora que eso no era poesía, sino un almibar de sentimientos, que habia que leer, le sugerí algunos poetas, que la metáfora, bla bla bla...y resultó que era una anciana que la hija inició antes de morir para manejar su duelo...¡La cagada!! Si visitas google hector cediel tutela, conoces como nos defendimos y ganamos una tutela contra el testaferro de dos de las multinacionales más grandes del mundo, fué hasta la corte suprema, pero la empresa se quebró, por no poder operar durante casi dos años. No tuvimos ni para demandarlo por daños, y ahí sigue toteado de la risa, inclusive despues de haber tenido la genialidad de registrar el dominio TRANSMILENIO, con lo que aspiraba a hacer un buen negocio. Creía que estabamos financiados o que era la empresa de unos sobrinos, y aspiraba a 100 millones por un mail no autorizado, siendo que manejaba 7 correos personales y repartia sus tarjetas en eventos relacionados con la informática.
Así es Locombia, le sugiero que se desagravie públicamente, y que lo condecoremos y le pongamos una corona de laurel publicamente, movamos medios para este supremo evento, donde se exaltara hasta el absurdo los valores de su obra...creame que si no entiende el mensaje, le pesará no haber editado como yo mi poesia sobre papel de lija, para que ningún lector exigente o morboso como sumerce le fueran a dar mal uso a mis textos...envieme su mail a hcediel@yahoo.com y con gusto le envio mis textos...la vida es para gozarla antes que ella nos goce a nosotros para siempre. Adelante Renson, que a muchos los han jodido por menos.
Hector Cediel

RedNEL Colombia dijo...

Algunos comentarios del foro:

creo que los periodistas y ademas columnistas pueden y tienen el deber y el derecho de opinar e informar libremente en cualquier pais democrata, admiro la valentia de RENSON SAID , dice las cosas muy claramente sin tapujos, ha sido de los pocos que ha puesto el dedo en la llaga del cancer de la narco-para-corrupcion de cucuta y su departamento es eso lo que le quieren cobrar, ya que todos conocemos a chacon como abogado pero si ud pregunta en cuaquier aula educativa es un total desconocido, le quieren cobrar al columnista que no se amilana ante los corruptos, que no ha callado su voz, tenga mucho cuidado renson su vida corre peligro en la LOCOMBIA del mesias para-uribe. dios lo proteja en union de su familia, pero ud le ha aportado mas a la frontera con unas cuantas criticas que chacon en toda su vida de penalista ??.
NOMBRE: ali 11/11/2007

creo que los periodistas y ademas columnistas pueden y tienen el deber y el derecho de opinar e informar libremente en cualquier pais democrata, admiro la valentia de RENSON SAID , dice las cosas muy claramente sin tapujos, ha sido de los pocos que ha puesto el dedo en la llaga del cancer de la narco-para-corrupcion de cucuta y su departamento es eso lo que le quieren cobrar, ya que todos conocemos a chacon como abogado pero si ud pregunta en cuaquier aula educativa es un total desconocido, le quieren cobrar al columnista que no se amilana ante los corruptos, que no ha callado su voz, tenga mucho cuidado renson su vida corre peligro en la LOCOMBIA del mesias para-uribe. dios lo proteja en union de su familia, pero ud le ha aportado mas a la frontera con unas cuantas criticas que chacon en toda su vida de penalista ??.
NOMBRE: ali 11/11/2007

Al señor Pablo Chacón Medina parece que lo consintieron mucho cuando era niño.
NOMBRE: kalvinklein 11/11/2007

La nota -curiosima por el contenido- merece varias anotaciones. Una. No se esperaba menos de Guillermo Gutierrez esa decisiòn, su nula coiciencia y conocimiento en critica litararia es ofensivamente nula. Dos. Un fiscal que desconoce que Colombia -asi uribe lo pretenda- no existe delito de opinion, solo es posible en guillemro G.. Tres. que los criticos literarios son parte de la literetura del arte, que su obra orienta, polemisa, pero no delinque permite concluir que el que debe ser llamado a juicio es el fiscal por ignorante y torpe. Si sigue asi la cosa con fiscales idem, la proxima convocatoria a juicio seran los cometaristas depeortivos cuando futbolista se queje de pelaez, de velez, de carlos a ortega etc por que comento que xx futbolista es malo, lerdo, un cebo -como decimos los cucuteños. Y Chacon Medina es mediocre y fantoche renso lo calificò bien. de que se queja . agradezca Chacon que por lo menos Renso lo leyó una vez. Esa investigación en manos de la fiscal Gladys Montes, -una lectora excelente- el final hubiese sido otro. Pero estamos seguros que la doctora Ramirez M hara justicia literaria. Mi apoyo Renso.
NOMBRE: rupertino 11/11/2007